miércoles, 1 de septiembre de 2010

Grenouille (entrevista para Lipsum)



 
he visto crecer la hierba en el asfalto
mientras la ciudad se colapsaba
la he visto arder de noche
al arrojar a la basura sus días
me ha parecido ver vida entre sus escombros
y he llorado
al comprobar
que se había extinguido el fuego

Mario Álvarez Porro
 

Alguien dirá que estamos seducidos por el dolor, que la vida vivida así no es vida y que eso no puede ser bueno.

Sin duda, aún no han escuchado Shadows of the lagoon de Grenouille.


Grenouille, ¿alguna razón en especial para la elección de este nombre?

Sí, hay varias razones, de hecho. Está inspirado en libro de Patrick Suskind “El perfume”. Su protagonista crea sus perfumes mezclando todo tipo de esencias, sin discriminar entre agradables o desagradables, sin tener en cuenta si provienen de una rosa o un trozo de cuero seco. Al empezar a grabar canciones para este disco, tenía esta misma idea en mente, tanto a nivel sonoro como conceptual. Quería usar todos aquellos timbres que me inspirasen, sin juzgarlos de antemano. Así, en algunas canciones se combinan violines con serruchos o pianos con ruido blanco. Lo mismo ocurre con la temática, no quería discriminar algunos temas por no pasar el filtro de lo agradable. Por otro lado, el libro me parece una metáfora perfecta de la creación artística, la obsesión con la obra perfecta, la búsqueda de belleza, la frustración. Incluso sus asesinatos pueden interpretarse como una deformación monstruosa de la búsqueda de inspiración en la belleza femenina. 
¿Dónde acaba Javier Afonso y empieza Grenouille?
      Es bastante difícil de decir. No es un personaje que haya inventado, aunque la idea me atrae bastante. Creo que Grenouille es tan sólo una parte de mi personalidad, la más introspectiva. Quizá la mayor diferencia esté en el sentido del humor. En este disco, por las cosas que necesitaba contar, no encontraba el lugar. Espero poder solucionar eso en alguna canción nueva.
Shadows of the lagoon, ¿qué supone para ti éste tu primer trabajo?
      Muchas cosas pero me quedo sobre todo con la satisfacción de encontrar un sonido propio, sincero. Y un sentimiento indescriptible, una euforia que me produce el pensar que he podido transformar algunos momentos desagradables de mi vida en algo de lo que sentirme orgulloso. Por supuesto, también tiene aspectos desagradables, como las miles de cosas que cambiaría ahora mismo en cada canción, o todo lo que he dejado de lado para sacar adelante el disco yo solo… pero son el tipo de cosas que con el tiempo voy olvidando, es lo bueno de los recuerdos, son muy maleables.
Una visión del mundo diferente supone sentirlo de una forma diferente, ¿qué hace único a Shadows of the lagoon?
      No creo que yo pueda contestar a esto, al fin y al cabo, yo no lo considero diferente porque es mi visión. No puedo situarme fuera de ella y verla con los ojos de otra persona. No puedo ser objetivo. Aunque me halaga mucho que consideres único mi disco.
Además, una visión diferente del mundo supone una forma especial de expresión, pero ¿por qué en inglés?
      Hace tanto tiempo que tomé la decisión que ya ni me lo planteo de otra manera. Cuando lo hice, fue por una combinación de timidez y secretismo. Por un lado, quería plasmar en mis letras todo aquello que daba vueltas dentro de mi cabeza, hablar abiertamente sin tener que maquillar o suavizar nada. Pero me preocupaba la posición de vulnerabilidad en la que eso me dejaba. Además, me asustaba hacer daño a las personas que quiero con mi visión fatalista del mundo. El inglés se convirtió en mi “código secreto”. Hoy en día, me he acostumbrado a algunos aspectos prácticos del inglés que lo hacen muy útil para escribir letras. Las palabras cortas, la pronunciación de la “V”, que tiene una sonoridad que me encanta usar por su expresividad, y otros miles de detalles. Por supuesto, echo de menos la riqueza literaria del español, la cantidad de sinónimos, la mayor complejidad frente al inglés (que es mucho más simplista y práctico, incluso en la poesía). Pero estoy tan acostumbrado que cuando canto en español, mi voz me suena extraña.
¿Qué hace un tinerfeño en Londres? ¿Por qué esa atracción por Londres? ¿Qué significa para ti?
      Creo que el problema es qué hace un tinerfeño en Tenerife. La escena musical en Canarias es un asco, no por los grupos (que hay muchos, y algunos muy buenos) sino porque reúne todos los problemas que pueden surgir en estos casos. En primer lugar la insularidad limita el público al que se puede llegar, y es carísimo hacer conciertos fuera, así que nadie suele apostar por los músicos canarios. Encima, el noventa por ciento de ese público es indiferente a la música. Por intereses económicos, sólo se promueven determinados estilos, muy alejados de mis gustos. Sin ir más lejos “dale don dale” de don omar se eligió como sintonía un partido político canario. Excepto algunas excepciones, como el Honky tonk y alguno más, no hay salas de conciertos decentes. Suelen ser antros dirigidos por personas a las que la música no les importa en absoluto. El equipo suele ser desastroso, el trato a los músicos horrible, y exigir que se pago es cuando menos una utopía. Algunos incluso cobran las bebidas que consumen los músicos que gratuitamente han llenado el local. Lo mismo ocurre con muchas de las iniciativas de conciertos. Así que salir de aquí era la opción más coherente. Y Londres, en aquel momento, era sinónimo de música independiente. Por desgracia, llegué casi al mismo tiempo que la crisis, y en una época un poco confusa en la escena londinense. Las cosas se fueron complicando, hasta que al final no podía dedicarle tiempo a la música, que era la verdadera razón por la que estaba allí. Fue una mezcla de mala suerte y falta de dinero: locales de ensayo desorbitadamente caros, un sueldo que no me daba para pagar ni siquiera el alquiler de mi habitación... Nunca llegué a formar el grupo que tenía en mente, pese a que toqué con mucha gente. Era imposible coincidir la banda entera. Toqué con un  violinista húngaro, una violonchelista francesa, una trombonista inglesa, un teclista irlandés, un batería escocés… y sin embargo nunca llegamos a ser más de tres personas en un ensayo. La única persona que estuvo siempre fue Grace Banks, una guitarrista/cantante/pianista/violinista genial y muy simpática. Por supuesto, sin tener en cuenta los aspectos prácticos, Londres me atraía muchísimo, pero es una ciudad demasiado orientada al capitalismo como para poder disfrutarla sin dinero.
"Crooner", no "cantautor", ¿por qué?
      Por las connotaciones de cada palabra. El  término se ha convertido más en una etiqueta para un estilo determinado de cantautor, un estilo demasiado tranquilo y cómodo, repitiendo los clichés del género y usando la temática como excusa, no como preocupación real. Nada que ver con los orígenes, esa etiqueta ya no suena a Víctor Jara, Bob Dylan, o Nick Drake. No quiero identificarme con eso. Sin embargo, el término crooner tiene algo más interesante, elegante y polvoriento al mismo tiempo, supongo que por su relación con el término de trovador, de narrador de historias. Siempre será interesante  un término que puede meter a Tom Waits y Nick Cave en el mismo saco que Frank Sinatra sin resultar extraño. También por el timbre de voz y el tipo de arreglos que se suelen asociar a cada palabra, creo que es mucho más explicativo usar “crooner”.
¿Cómo grabaste el disco? ¿Fue complicado?
      El disco está grabado en mi casa, en un antiguo cuarto de herramientas que poco a poco he ido transformando en mi estudio. La verdad es que fue bastante complicado, en primer lugar porque no tengo ninguna formación como ingeniero de sonido o nada que se le parezca, así que los aspectos técnicos fueron un proceso de ensayo/error. Es muy incómodo y desesperante no poder grabar porque no sabes qué le ocurre al ordenador o al micrófono. Además, muchos de los instrumentos que necesitaba eran imposibles de conseguir. Me ocurre mucho con la celesta, un instrumento que me obsesiona pero terriblemente caro (al menos con mi presupuesto) y difícil de encontrar. Para imitar el sonido, tenía que recurrir a librerías de sonido o usar un glockenspiel con mazas acolchadas y grabar varias pistas. Lo mismo ocurría con instrumentos que toco fatal, como el violín. Casi todos los violines del disco están hechos con un ordenador. Esta parte del proceso era bastante tediosa, por ese entonces no tenía teclado MIDI, así que tenía que escribir cada nota con el ratón, darle la intensidad y la articulación que necesitaba. A veces tenía la sensación de ser un relojero, encajando pequeñas piezas. Me encantaría poder grabar con mi banda ideal en un estudio como el Roth-Händle en Estocolmo, repleto de Mellotrones, Optigans, celestas y otros instrumentos de teclado de los que nadie ha oído hablar (estoy obsesionado con los timbres de algunos de ellos) Cada vez que veo algún video en su canal de youtube me entra una envidia terrible. Pero de momento me tengo que conformar con hacerlo yo solo en mi casa.
En cuanto al disco, sus letras destilan un decadentismo con tintes nihilistas de base romántica, ¿crees que es un sentimiento actual, contemporáneo?¿Porqué?
      Sí y no. Por un lado, creo que hay un sentimiento de nihilismo pragmático, somos una especie de huérfanos de valores y como sociedad tan sólo nos interesa lo que nos proporcione un beneficio inmediato. Otras generaciones han tenido la religión, la ciencia, la democracia, la revolución “flower power”. La nuestra es una generación demasiado consciente de su intrascendencia, nacida sabiendo que no somos buenos o importantes. Una sociedad enrarecida, insegura de su propia identidad, confundida también por un sistema de publicidad que intenta sustituir los valores desaparecidos por unos de consumo dogmático. Por todo lo que sabemos de nuestro sistema, deberíamos haber sido una sociedad de revoluciones violentas. Y sin embargo somos más indiferentes que nunca. Pero no veo ningún romanticismo en la actitud actual, está fuera de lugar entre menús de McDonalds y revistas de prensa rosa. Puede que este choque es lo que haga mis temáticas más contemporáneas de lo que creo. Al fin y al cabo, esta ha sido una época de arte escapista. Mientras décadas anteriores tenían personalidad propia, la nuestra ha sido la década de los “revival”, recurrimos a otras etapas y pretendemos que es lo nuestro. Así que supongo que no hay nada más actual que parecer anacrónico.
Me interesa el tema de la ciudad que introduces en el disco con  City of sirens, “el lugar donde ganar y perder el mundo”, ¿qué representa como símbolo o metáfora para ti la ciudad?
      Hay miles de facetas que representan una ciudad, pero cuando la utilizo en mis letras, suelo destacar una polaridad que me parece interesante. Por un lado, el positivo, es aquel lugar maravilloso donde transcurre la historia, donde está el arte, donde bulle el mundo. Es también la promesa, una especie Oz al que acudir a cumplir los sueños. Por otro lado es la masa deshumanizada, los contrastes, la falta de libertad, el mundo impersonal, los sueños rotos, una lugar asfixiante. En “City of sirens”, sin embargo, no hablo de la gran ciudad, sino de mi ciudad natal, La Laguna. Es una canción construida capa sobre capa. La exterior, el hilo conductor, es un instante fugaz, una historia de amor sin finales felices. Esta historia de amor coincide un momento muy tragicómico, en el que cada vez que intentaba hacer algo romántico, la policía estaba a punto de arrestarme. Me hizo plantearme más que nunca qué clase de justicia es la que teóricamente me defendía. Ese mismo mes, unos cabrones me habían enviado al hospital de una paliza y la policía no había intervenido en absoluto. Sin embargo, por hechos “tan graves” como cortar una flor habían estado a punto de abrirme una ficha policial. Y bajo esas capas, está el verdadero significado de la canción, una oda de amor/odio hacia una ciudad tan extraña como es La Laguna, un lugar en el que el tiempo parece congelarse, donde no pasan los años hasta que empiezas a ver las arrugas en el espejo. Ciudad de sirenas tiene aquí un doble sentido, por un lado se refiere a las sirenas de los coches de policía de la historia, y por otro lado la sirena mitológica.  Como ellas, la ciudad tiene un pie en el agua y otro en la tierra; rodeada por un mar que sus habitantes nunca ven, sombra de la laguna que un día fue y que a veces se recuerda por la bruma que ocupa el lugar donde antes se extendía. Y como ellas, la ciudad llama con su canto a aquellos que la han abandonado para que regresen, una trampa prometedora para volver a apresarlos en la apatía
Tales of a napkin's corpse, quizá mi favorita... no, mi favorita, indiscutiblemente, no te quiero preguntar, háblame de esta canción por favor.
     El título es más literal de lo que podría parecer, es realmente la historia de una servilleta. Todo comenzó una noche, hace ya muchísimos años, siendo casi un niño. Hablaba con una amiga y fantaseábamos imaginando cómo serían nuestras vidas. En una servilleta que había en la mesa escribimos una lista con todo aquello que queríamos hacer antes de envejecer. Años después, recordé aquella servilleta pensando en qué diferentes habían resultado nuestras vidas, y hasta qué punto habíamos incumplido nuestros sueños, en cuánto habíamos cambiado y qué poco quedaba de aquellos dos adolescentes llenos de vitalidad. Pensé en todo el daño que el tiempo nos había hecho, y decidí dedicarle una especie de réquiem a aquella servilleta, y a todo lo que simbolizaba. De ahí nació “Tales of a napkin’s corpse”.
Tan sólo La victoire de Bahamontes parece salirse de esa óptica fatalista, ¿por qué esta canción?
      Es un guiño a lo que queda de la infancia. Lo titulé “La victoire de Bahamontes” por un diálogo de la película Amelie. Un personaje recibe una caja oxidada, una pequeña caja que al fin y al cabo es todo lo que le queda del niño que fue. Uno de los recuerdos que guarda en esa caja, uno de los más insignificantes, es la victoria del ciclista Bahamontes. Esta canción era justo eso, un homenaje a alguno de esos momentos insignificantes que sin embargo son capaces de disipar por un instante todas las tragedias, de arrancar una sonrisa nostálgica, una paz inocente. 
¿Para cuando el primer vioclip? ¿Qué canción sería la apropiada?
Yo me pregunto lo mismo. Espero que muy pronto. Llevo mucho tiempo escribiendo ideas para videos, en realidad tengo una pequeña sinopsis/guión para cada una de las canciones de “Shadows of the lagoon”. Para ir abriendo boca, estarían muy en la línea de uno de mis cortometrajes, “Fox Populi”
Me atrae la idea de un disco en el que cada canción se corresponde a un pequeño cortometraje, ya que aunaría mis dos pasiones, la música y el cine. Siempre me han gustado los proyectos multidisciplinares, aquellos que no se limitan a una herramienta concreta. El motivo por el que no los he grabado aún se reduce a la historia de siempre: el dinero.  Siempre he grabado mis cortometrajes con coste cero, pero para algunas de las ideas que tengo en mente necesito algo de dinero para vestuario, decorados, más dibujantes para las escenas de animación…
 ¿Y la gira?
      Es un tema delicado para mí, ya que es algo que quiero (necesito) hacer, pero por varios motivos no he podido hasta ahora. Prometo que tan pronto como me sea posible haré una gira. De momento me conformaría con encontrar un grupo con el que poder tocar mis canciones sin tener que prescindir de los arreglos, que son una parte muy importante de mi estilo.
     ¿Dónde te ves dentro de unos años? 
      La verdad es que no tengo ni la más mínima idea. Es curioso, hace algunos años tenía una idea muy clara de lo que sería mi vida, qué haría, a dónde me llevarían mis proyectos. Con el tiempo esa sensación de futuro se ha ido diluyendo. Ahora mismo ni siquiera sé en qué ciudad viviré durante los próximos meses, si estaré tocando o sirviendo mesas, si podré terminar de grabar mi disco o no. En un futuro ideal, me vería girando con un grupo que me permitiera interpretar los arreglos que he compuesto para el disco: un violinista, un violonchelista, un pianista, un batería, quizá un acordeonista. Y también ayudaría el apoyo de una discográfica para poder centrarme en los aspectos creativos y no tener que estar pendiente de promoción, etc. Pero sinceramente, no sé qué ocurrirá. De momento, seguiré componiendo y grabando para mi segundo disco, es lo único que tengo por seguro.    
Agradecimientos a Grenouille 
Guillermo Dreus
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Más información: http://www.myspace.com/grenouillespace , o si quieres leer nuestra reseña de Shadows of the lagoon:   http://lipsum1.blogspot.com/2009/12/grenouille-shadows-of-lagoon.html -


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