Oda a los No-lugares - © Javier Afonso
Marc Augé acuñó el concepto "no-lugar" para referirse a los lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como "lugares", ejemplos de un no-lugar serían una autopista, una habitación de hotel, un aeropuerto o un supermercado, lugares donde no hay identidad, ni vínculos directos entre el que lo ocupa y el lugar mismo, de igual modo, la ciudad como acumulación de espacios de indefinición, espacios donde eres anónimo, se convierte en un hecho de anonimia colectiva, un lugar de transitoriedad prolongada por acumulación de “no lugares”, collage de “no lugares”, adquiriendo por la suma de espacios y tiempo entidad de “lugar” o “Lugar”, donde se dan nuevas formas de soledad y aislamiento en las maneras de “habitarla”, o que “nos habite”, cumplimentadas en un itinerario hacia la perdida de la identidad, domicilio-ascensor-portal-paradadeautobús-autobús-paradadeautobús-oficinas-cubículo-máquinadecafé-cubículo-máquinadecafé-cubículo-servicios-cubículo-oficinas-paradadeautobús-autobús-paradadeautobús-portal-ascensor-domicilio, por ejemplo, pérdida de la individualidad reflejada en la despersonalización de los otros, todos no son más que rostros y rostros, o en la televisión como máxima expresión de transitoriedad y anonimia, quién se acuerda ya del tipo aquél tras sus quince minutos de gloria, o de aquella concursante, no sé como se llamaba, sí en aquel concurso donde la gente bailaba, o cantaba, no sé, lo echaban en algún canal de esos, no hay como salir en la televisión para pasar a ser supra-anónimo, exponente o paradigma de la anonimia colectiva, seguro que en internet hay algún video de ella, y perderse en la autopista de la “información”, o “desinformación”, bytes, kilobytes, megabytes, gigabytes, terabytes, anonimia por exceso, la ciudad metafórica y fragmentada, cableada y rayada, vertical y horizontal, en expansión como un gran agujero negro que todo lo absorbe, un objeto con una gravedad tan fuerte, debido a que su masa se concentra en un punto de densidad casi infinita, llamado singularidad, que nada puede escaparse de él, ni siquiera la luz, porque en la propia singularidad la gravedad es de una fuerza casi infinita, aniquilando el espacio-tiempo normal, por superposición de unos a otros, objeto de objetos, lugar de no lugares, ciudad de ciudades, a medida que aumenta la distancia desde la singularidad, su influencia gravitacional disminuye, y a determinada distancia, que depende de la masa de la singularidad, la velocidad que se necesita para escapar es igual a la velocidad de la luz, esto es humanamente imposible, es como encontrarte las estaciones de tren cerradas o los aeropuertos colapsados, esta distancia marca el horizonte del agujero negro, su periferia, que es como su superficie, y todo lo que pasa por el horizonte es atrapado dentro del agujero negro, sin embargo a mayor velocidad o empeño que pongamos en escapar de su radio de acción mayor será su fuerza de atracción, pero, si restáramos velocidad gradualmente, si nos vamos sustrayendo a nosotros mismos poco a poco, quizá en la lentitud esté la solución al problema de la velocidad, ir eliminando incógnitas del problema hasta hacerlas desaparecer a todas, ir borrando rastros, como cuando se vayan apagando las estrellas, ir disminuyendo el ritmo vital, el pulso, hasta el paro cerebral, tan solo quedarían ecos espacio-temporales, qué pasaría entonces si despareciéramos antes, si nos dieran por muertos.
Guillermo Dreus
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