viernes, 26 de febrero de 2010

Para reinventar la piel y el deseo

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He descubierto un tesoro al fondo de una ciudad, cuando las luces se apagan y se enciende la Luna.
Cuando la música es posible y de todos los colores, y no cesa.
Blanca es la noche.
Y todo es posible e infinito.
No te espero, camino junto a ti y nos guía nuestra Luna.
Soñamos una tarde verano frente al mar, cálida y azul, naranja y sal.
Fue una tarde de poesía, de búsqueda y misterio, de miradas y complicidad, de sonrisas saladas y lágrimas dulces.
De besos.
Y vivimos la eternidad.
Re-encuentro.
Y es mi pecho quien te alimenta.
Y eres tú mi Alma gemela.
Re-nacimiento.
Y te invento libre y en este sueño.
Y te abrazo con mis ojos y te miro con mis manos.
Re-conocimiento.
Y es tu luz quien me guía y tu contorno mi horizonte.
Y tu mirada mi día, porque haces posible el Sol.
Sólo quiero pedirte,
desde mi orilla del mundo,
que midas tu tierra con mi espalda,
que guíes tus pasos con mi voz,
que detengas el tiempo con mi mirada,
que acortes la distancia con mis manos,
que recites tu verso con mi latido,
que cierres los ojos,
y soñemos,
porque a veces un sueño puede hacerse realidad
y durarnos la vida entera.


© Marian

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